jueves, 27 de noviembre de 2014

EL SOMBRERO AZUL

¡Muy buenos y otoñales días, bloggers!

Lo primerísimo de todo: GRACIAS, gracias infinitas por las más de 20.000 visitas que llevamos en estos 2 años a este nuestro blog. Me engrandece saber que disfrutáis con nuestras entradas y que nos apoyáis para seguir con este proyecto. En serio, muchísimas gracias a todos, ya sabéis que sin vosotros todo esto no sería posible :_)

Y ahora sí comenzamos.

A pesar de que el invierno aún no ha llegado, yo ya estoy a tope con las sopitas y los guisos calentitos y echando muchísimo de menos la época de terrazas y calorcito. Pero seamos positivos, ¡ya queda menos! Y hablando de verano y buen tiempo, hoy os voy a enseñar un pequeño restaurante que conocí el pasado agosto y del que disfruté mucho junto a Javi, Cris y Tony, así que ¡un beso muy grande desde aquí para los tres!

Os presento El Sombrero Azul, un restaurante de cocina salvadoreña y mexicana situado en la travesía de la Parada 6 (metro Santo Domingo L2). Su web no es muy amplia por lo que os aconsejo echar un vistazo a su página de Facebook donde vais a poder encontrar la carta, fotos de los platos y del local, ofertas...

Quizá por fuera no os soprenda, pero os aseguro que al entrar vais a sentir que saltáis el charco para pisar el Nuevo Continente. El interior está decorado con vivos colores y con un toque moderno que lo convierten en un espacio realmente acogedor; además, si tenéis la suerte de que os reciban con unos margaritas, mejor que mejor, ¿verdad?

El interior y unos buenos margaritas para ir abriendo boca

Os tengo que decir que creo que han cambiado la carta recientemente, por lo que es posible que los platos hayan sufrido variaciones (¡pero seguro que todo está igual de bueno!). También tengo que decir que no soy experta en cocina salvadoreña, pero no encontré ninguna diferencia notable con la mexicana.

Como éramos cuatro, decidimos pedir cuatro entrantes y cuatro principales, y lo cierto es que quedamos bastante satisfechos con las raciones.

De entrantes pedimos: pupusas (tortas de maíz rellenas de frijoles y carne de cerdo), pastelitos con carne (masa de maíz rellena de carne y verdura), los imprescindible nachos (con guacamoles, frijoles, queso fundido, pico de gallo...) y un tamal (masa de maíz rellena de pollo y verduras cocinada y servida en una hoja de plátano). Creo que no hace falta decir que los nachos estaban muy ricos (no hay más que ver la foto), pero además me gustó mucho el tamal ya que otras veces que lo he comido estaba muy seco y el de aquí tenía mucho sabor y la textura era genial.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: pupusas, pastelitos de carne, nachos y tamal

Los principales fueron más difíciles de elegir puesto que la carta es amplia y todo tenía buena pinta. Al final los elegidos fueron: las alitas de pollo con sésamo y miel, la torta mexicana (emparedado de frijoles y carne troceada de cochinita pibil o pollo), la cazuela de queso fundido y chorizo, y los tacos de pollo. Tuve la oportunidad de probarlo todo y tengo que decir que la torta mexicana me decepcionó un poco (no deja de ser un bocadillo bastante normal a pesar de lo que ponga en la carta) y que el pollo para los tacos me pareció algo escaso ya que en teoría era para cuatro tortas, pero de sabor estaba todo muy bueno y no dejamos ni una miguita.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: alitas, torta mexicana, cazuela de queso y chorizo, y (el relleno de los) tacos de pollo

Y aunque después de todo eso estábamos con el estómago casi a tope, pudimos hacer un hueco para los postres: por una parte pedimos el bizcocho de 3 leches (bizcocho a base de 3 tipos de cremas de leche, nata y un pelín de canela) y la copa de helado con plátano. Ambos estaban muy sabrosos pero si me tengo que quedar con uno, elegiría el bizcocho porque me sorprendió que estuviera tan bueno y esponjoso.

Bizcocho de 3 leches y copa de helado con plátano. ¡Ahora mismo me comía los dos sin rechistar!

En todo momento estuvimos perfectamente atendidos y es destacable lo atentos y amables que fueron los camareros. Sí es cierto que, aunque íbamos con reserva, tuvimos que esperar unos 10 minutos antes de poder sentarnos, pero es bastante comprensible puesto que el local es más bien pequeño y estaba lleno. El ambiente es agradable y distendido pero en cierto momento de la noche pusieron la tele a todo volumen para ver la serie Vikings (sí, a mí también me encanta, pero la veo en casa, no en el trabajo) y se fastidió un poco "la magia".

El precio me desconcertó mucho puesto que hay cosas muy baratas y cosas muy caras, pero se puede comer bien por unos 18€. Suelen tener ofertas en distintas webs y menús degustación a buen precio, así que no dudéis en buscar algo de eso si lo que queréis es probar un poco de todo sin que os duela el bolsillo).

Como dato curioso y práctico, os cuento que tienen servicio a domicilio en prácticamente toda la capital (cosa más que útil cuando viene gente a casa o cuando no nos apetece cocinar).

Valoración general: un 7.5. La comida estaba estupenda pero me pareció un poco caro al ser las raciones algo pequeñas. Por otra parte, aunque no tuvimos ninguna pega hacia los camareros, lo de la tele nos pareció muy desagradable. Eso sí, volveremos seguro.

De nuevo agradecer vuestra visita a este blog y la lectura a esta entrada, y ¡nos vemos en la próxima cena!

Carolina.

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA GABINOTECA

¡Hola, hola, hooola!

¿Me echabais de menos? ¿Sí, verdad? Yo también, estoy como loca por empezar esta nueva temporada bloggera después de tanto tiempo en silencio. Por suerte he tenido un verano estupendo (del que ya casi no me acuerdo), pero luego ha venido la uni, la vuelta al trabajo... Así que para que se me quite un poco la pena, ya estoy manos a la obra con un montón de sitios nuevos que enseñar. ¡Vamos a ello!

Para este "retorno" he elegido un sitio que conocí a principios de verano y que me dejó con la boca abierta, no solo por la calidad sino también por la presentación, el ambiente, el precio...

Hoy os presento La Gabinoteca, un gastrobar de lo más cool en la calle Fernández de la Hoz 53 (metro Gregorio Marañón L7 y 10). Su web está bastante chula y además de fotos e info, podéis ver algunos vídeos muy interesantes.

Como ya he dicho más arriba, conocí este restaurante este verano gracias a mi tío José Ramón, que nos invitó a unos cuantos por su 50 cumpleaños; así que ya aprovecho para darle las gracias de nuevo (tanto por la invitación como por el descubrimiento) y mandarle un felicidades enorme (aunque ya hayan pasado casi 4 meses).

Lo primero que vais a notar al entrar a La Gabinoteca es el buen ambiente (ayuda mucho la zona en la que se encuentra) y la curiosa decoración, que mezcla lo industrial con lo vintage haciendo de este lugar un sitio único (si a alguien le interesa la arquitectura y/o la decoración de interiores puede pinchar aquí y conocer un poco más a los encargados de la decoración).

Una pasada, ¿verdad?

Y una vez hechas las presentaciones, ¡vamos al tema!

La carta no es especialmente amplia y, sinceramente, lo prefiero: me ponen muy nerviosa esas cartas de páginas y páginas que después de 10 minutos no has podido acabar de leer y mucho menos, elegir. Está dividida, más o menos, en entrantes y principales, pero si aceptáis un consejo, os recomiendo no pedir un plato por persona, es decir, elegid varias cosas que os llamen la atención (dejaos aconsejar, los camareros son extremadamente serviciales y pacientes) y compartid. Eso sí, si cuando leáis la carta no os enteráis de mucho, no os sorprendáis, ya que parte de la gracia de este restaurante es el elemento sorpresa.

Para empezar pedimos el potito (huevo, patata y trufa en un botecito de cristal), taco-pato (que como su propio nombre indica es un taco de carne de pato) y la no auténtica ensalda César (consistente en una lechuga con su maceta y tijeritas además de pollo frito y berenjena, y salsa César para que cada cual se haga su "ensalada"). El potito y el taco-pato se pueden pedir para 2 personas, y la ensalada incluso para 3 o 4. Todo estaba muy, muy bueno, pero el potito me dejó alucinando, es más, la próxima vez que vaya me pediré un para mí sola, ¡jeje!.

Taco-pato y potito (arriba) y la no ensalada César (abajo). ¡Menuda pinta más rica!

Como principales sí pedimos un plato por persona, y como no son muy grandes, es una buena opción después de haber probado varios entrantes. Se pidieron varios perritos calientes (acompañado de bacon, queso y cebolla y servido en su cajita de cartón), varias hamburguesas de tartar de carne (hamburguesa de carne cruda servida en cajita de plástico), varias carrilladas de ternera (servida con puré de patata, puerro frito y una salsa riquísima) y yo, como quería probar algo distinto, pedí el tartar de corvina (¡espectacular!). Pude probar un poco de todo y no sabría con qué quedarme ya que todo estaba increíble: el sabor, las texturas, los puntos... De verdad, un auténtico festival para el paladar.


De arriba a abajo y de izquierda a derecha: perrito, tartar de corvina, hamburguesa y carrillada. ¡Una delicia!

Y sí, aún teníamos sitio para los postres, y de nuevo decidimos pedir un par de ellos para compartir y poder probar un poquito de todo. Nos costó muchísimo decidirnos porque todos y cada uno de los postres son especiales por algún motivo (y ya sabéis de mi debilidad por el tercer plato...) así que al final nos dejamos aconsejar y pedimos el Juan Palomo (brownie que te sirven con un montón de ingredientes para que lo hagas a tu gusto y que puede llegar a ser elegido el más bonito del mes) y las burbujas merengadas (no me preguntéis lo que es pero os puedo decir que son unas burbujas "mágicas" que salen de un vasito para mezclares con el resto de ingrediente incluídos en la bandeja). Hé de decir que aunque el brownie no nos quedó especialmente bonito sí que estaba muy rico y que las burbujas me sorprendieron gratamente.

Burbujas merengadas y Juan Palomo antes y después. ¡Más originales no pueden ser!

Lo que sí es importante que tengáis en cuenta es que no admiten reservas, así que lo más recomendable es ir prontito para no tener que esperar, ya que siempre está hasta la bandera.

Tal y como he comentado, es de agradecer la ayuda de los camareros así como su amabilidad, ya que no solo te aconsejan sino que te enseñan la mejor manera de comer cada plato.

A pesar de parecer caro creo que no lo es (solamente la calidad y originalidad de los platos tienen bien merecido el precio); eso sí, tenéis que tener "cuidado" con las bebidas porque sí se salen un poco del precio habitual. Pero teniendo en cuenta este dato, podéis comer perfectamente por unos 18€ por persona.

Valoración general: un 9.5. Me encantó, reconozco que este sitio me ha enamorado: estaba todo buenísimo y la originalidad me conquistó. Por poner algún pero podría decir que la iluminación me pareció insuficiente (aunque supongo que es lo que más "pega" con la decoración) y que son un pelín lentos (aunque supongo que es debido a la gran cantidad de gente que hay siempre). Volveremos seguro, que tengo muchísimas de probar todo lo que no probamos aquella noche.

¿Qué os ha parecido esta entrada? Sorprendente, ¿verdad? Si hay algo que me gusta de Madrid es la gran variedad de restaurantes que tiene (aunque no todos sean tan buenos como éste), así que espero volver a sorprenderos la semana que viene.

Un beso muy grande a todos los que me leéis y seguís por las redes, y un beso especialmente cariñoso a todos los que asistimos a la mencionada cena, que os quiero un montón a todos.

Carolina.

P.D. No sé si os habéis fijado, pero he añadido un mapa donde podéis ver todos los sitios en los que hemos estado. Si queréis verlo más grande, no tenéis más que clickar en el recuadro de las cuatro esquinitas. ¡Espero que os guste la novedad! ^^